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Deep Purple lleva siendo el buque insignia del rock más cosmopolita desde hace muchos años. No obstante, su dilatada carrera data desde el año 1968. Casi cuarenta años en el candelero donde han fluctuado idas y venidas, cambios de formación, nuevos enfoques en su música, aires de orquesta sinfónica, y los mejores músicos que pueden existir en el universo roquero.
El señor Ian Gillan ya no es lo que era, pero qué bien le han sentado los años. Porque aún siendo ya un abuelo no desiste en acaparar la atención del respetable por medio de sus cuerdas vocales. La única forma de abordar estas once nuevas perlas de Deep Purple es con la inventiva, y de eso saben mucho en esta banda de auténticos dinosaurios.
Ya con el comienzo de “Money Talks” observamos de qué pasta están hechos; inconfundibles son las líneas de bajo y guitarra. Las líneas vocales son muy Purple, características en su lírica y la manera de abordar la melodía. La siguiente contiene un sonido muy retro, aunque curiosamente muy copiado por artistas como Lenny Kravizt. Nos estamos refiriendo a “Girls Like That”, una canción de aires sesenteros que destila por todos sus poros el sabor añejo de unos Rolling Stones en sus mejores tiempos.
El corte que da nombre al disco también supone una fragancia muy especial, repleta de órganos, provista de buenos solos de guitarra a cargo del mago Steve Morse y, sobre todo, ese aire de tonada arabesca que lo inunda todo.
Tampoco se han olvidado de las baladas, y la siguiente canción es una buena muestra de ello. La belleza de “Clearly Quite Absurd” enseña a las claras cómo estos viejos músicos son capaces de crear los pasajes más emotivos.
“Don´t Let Go” se queda anclada en una época pasada, quizás demasiado trasnochada en los esquemas. Lo mismo ocurre con “Back To Back”, con un sonido anexo a la música negra de los 70 que casi apesta. Sin embargo, la utilización de vericuetos organísticos es la parte más original del instrumento de Don Airey, quien ha sustituido al recordado John Lord.
Con “Kiss Tomorrow Goodbye” abordan el lado más salvaje de la banda y nos recuerdan que ellos son los verdaderos abanderados del hard rock de todos los tiempos (con permiso de los Zeppelin). Con este buenísimo tema vemos como no se ha perdido potencial, pues el dinamismo es su punto fuerte.
Los últimos cortes de este agradable álbum, por orden, “Junkyard Blues” y “Before Time Began”, son artífices de la evidente vigencia de estos músicos con mayúsculas. Esto es Deep Purple de toda la vida, y este “Rapture Of The Deep” no se convertirá en un clásico, pero sí atesora un legado insustituible.
Reseña retocada de la originalmente publicada a finales de 2005.
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