viernes, 3 de octubre de 2025

Los Sancho Panza del rock

Cuidado, que llegan los talibanes del metal, los que no quieren novedad, los que se quedan anquilosados, aquellos que no mueven ni un ápice su sistema de valores ¡Rompamos sus esquemas!

Sancho Panza del rock

Los adalides de lo inamovible, de las estructuras rígidas, de las viejas sagas, de los árboles genealógicos centenarios se aferran a sus costumbres y a sus convencimientos más férreos para que no les roben su identidad. Y eso es para ellos una cualidad imperturbable, pero a la vez su condena.

En el caso de la música heavy metal, hay personas que se llevan las manos a la cabeza porque ven su mundo tambalearse cuando alguna de sus bandas ha cambiado un ápice sus propios ritmos o formas de hacer.

Un caso clásico y muy sonado fue, por ejemplo, el de Iron Maiden, cuando en 1986 sacaron al mercado su disco “Somewhere in Time”.  Por muchos es conocida la algarabía y la consternación que hubo entre las filas de los más aguerridos fans, que no dudaron en poner el grito en el cielo al escuchar guitarras sintetizadas y melodías más accesibles en las canciones de la doncella de hierro.  

Y es que cualquier variación que se haga en su idiosincrasia, ya es contemplada como una afrenta por parte de los seguidores. ¿Será por eso que AC/DC no han variado mucho su propuesta musical desde que se fundara la banda a principios de los 70?

Sea como fuere, entre la comunidad de metaleros, siguen quedando guardianes de lo ya establecido. Se trata de la vieja guardia, aquella que no quiere ver corrompida la esencia de sus grupos musicales. No dan su brazo a torcer hacia las nuevas propuestas, ven humillada su forma de ver las cosas y se rasgan las vestiduras, aunque ya estén muy manidas.

Lo nuevo, lo fresco, lo que aporta savia nueva, llega siempre para que la continuidad de los estilos pueda darse. No vienen para desvirtuar, sino para contribuir a la causa. ¿Qué sería de la humanidad en otros ámbitos si no hubiera relevo o no se evolucionase en ningún sentido? Entraríamos en un bucle en el que estaríamos haciendo las cosas de la misma forma durante siglos, sin cambio alguno. Sería algo parecido al Uróboros, aquella serpiente en círculo que se muerde la cola, simbolizando el eterno ciclo de la vida.

Sepultura - Roots
 

No nos engañemos, está bien que haya ciertas estructuras que definan un género musical, pero hay que reinventarse, alinearse con nuevos sonidos; el mestizaje dentro de los sonidos más duros es una gran idea, y si no que se lo digan a Sepultura: ellos supieron darle a su thrash metal una nueva vida introduciendo instrumentos de las tribus amazónicas en sus composiciones. Y lo mismo ha sucedido después con Soulfly, el otro proyecto musical de Max Cavalera

Un caso muy claro de lo que pasa con esta cruzada en contra de “lo nuevo” es la banda System of a Down, a quienes los talibanes de lo correcto en el metal les han hecho la cruz, alegando que prostituyen el heavy metal y el buen nombre que tiene este estilo musical. Lo que ha hecho realmente este grupo ha sido revitalizar la escena, darle color y cocinar un caldo de lo más sabroso. Hay que tener en cuenta que el metal -y no solo vamos a circunscribirnos a la etiqueta "heavy metal"- ya tiene variantes, o subgéneros, y se le pueden dar más etiquetas; es ecléctico, no está supeditado a una sola forma de hacer.

System of a Down

En conclusión, debemos pensar que en esta vida nada es inalterable, todo está sujeto al cambio. Las viejas formas pueden variar, y esto también se aplica a la música.

Debemos abrir nuestros horizontes y no caer en la rigidez mental que nos imponen los estilos ya establecidos. Todo es susceptible de fusionarse, crecer, variar, evolucionar…

La banda Mamá Ladilla, desde sus letras más satíricas, nos lo explican muy bien en su "Sancho Panza del rock", aunque también hay otras tonadillas tan interesantes como "Se dice heavy metal". No os perdáis el siguiente vídeo: 

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