A estas alturas de la película ya no hay nadie que dude de la credibilidad que supura esta banda de dioses metálicos. No tienen rival y eso, después de 30 años de trabajo, es decir mucho.
Hace unos ocho años volvieron a redirigir su carrera - después de que el magnánimo Bruce Dickinson regresara al redil de donde nunca debió salir- y se volvieron a colocar en la cima del mundo musical. No es que aquellos “The X Factor” y “Virtual XI” fueran un fracaso, pero sí es cierto que no llegaron del todo a su público porque Blaze Bayley no conectó plenamente con los fans. Aunque no era un mal cantante, no alcanzó los fantásticos registros del pequeño aviador, y eso se convirtió en un lastre que la banda no pudo sostener.
Ya metidos en la segunda reencarnación de la banda, tenemos a unos Iron Maiden renovados, muy maduros y solucionando con maestría el paso inexorable del tiempo. Demostraron con “Brave New World” que su potencial como banda volvía a recobrarse, ahuyentando algunos fantasmas que les restaron su potencia de directo. Más adelante, con “Dance Of Death” harían lo propio, ahondando más si cabe en un álbum repleto de atmósferas oscuras y decadentes, cargadas de gran sentimiento épico.
En plena actualidad, en este año 2006, han vuelto a realizar un trabajo que no desmerece nada de lo anterior. Algunos opinarán que supone arreglos demasiado recargados o que la ambición se ha apoderado de estos ingleses. Con total seguridad será uno de sus trabajos más recordados, no tanto por volver con un sonido poderoso, sino por ratificarse con la épica más profunda. Para dar buena cuenta de ello, confluyen en el tracklist algunos cortes como “The Longest Day” o “The Legacy”, con introducciones y desarrollos de una emocionante singladura. La diversidad de tramas dentro de cada canción acrecienta la sensación de profundidad narrativa, y su contenido reporta una importante satisfacción en el oyente ¡A ver quién es el que osa decir que en el heavy metal no existen grandes obras de calidad cultural! Desde luego que Maiden es una de las formaciones que más cuida este aspecto.
Durante el recorrido del CD nos caen otras delicias; así tenemos “The Pilgrim”, muy de la escuela Maiden de toda la vida, contrastando con otras como “For The Greater Good Of God”, de aspecto más extenso y progresivo. También pone los pelos de punta el gran medio tiempo titulado “Out Of The Shadows”, recordando en gran medida a los trabajos en solitario de Dickinson.
Si hablamos del single que han escogido para el disco, además de la gran duración que posee, también se puede asegurar que acapara un buen cúmulo de cambios de ritmo y melodías para tararear. Con “The Reincarnation Of Benjamín Breeg” es imposible que podamos encontrar un momento de asueto, pues todo su contenido rebosa una destreza que quita el hipo. No puedo terminar sin recordar otro de los grandes, “Lord Of Light”, que contribuye con más de lo mismo, calidad por todos sus puntos cardinales.
Reseña publicada originalmente en septiembre de 2006.
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