miércoles, 18 de noviembre de 2020

Corrosion of Conformity - Wiseblood / Columbia Records (1996)


Cuando se aborda un disco que tiene a sus espaldas casi un cuarto de siglo se agolpan en la cabeza recuerdos de todo tipo, sobre todo referidos a aquellos locos años, cuando la juventud era sinónimo de continuo descubrimiento. Disociar este Wiseblood de lo que pasaba por mi cabeza durante el año 1996 se antoja una tarea harto difícil, por lo que esta crítica irá salpicada de reminiscencias de toda índole.

Bendita sea la hora en que conocí a Corrosion of Conformity gracias a los vídeos musicales de un programa de clips de rock y metal que se emitió en la cadena VIVA, de origen alemán, y que por designio divino pude alcanzar a sintonizar en casa. A partir del momento en que logré ver videoclips en este canal, las posibilidades de conocer nuevas bandas crecieron exponencialmente.

 

Wiseblood llegó a mis manos en parte también por las buenas críticas recibidas en las reseñas que leía en las revistas. Una de las que más compré en aquellos tiempos fue Metal Hammer, en su versión española. Esos pequeños análisis me daban una idea a grandes rasgos de lo que podía encontrar en el compacto de cualquier banda. En el caso del disco que hoy me ocupa, todo eran alabanzas, por lo que me aventuré a comprar este nuevo álbum en mi tienda habitual, que por esa época se trataba de la sucursal Tipo de mi ciudad.

Los de Carolina del Norte no me decepcionaron esta vez, sus atronadoras bases de stoner/sludge metal me sonaron a gloria. Y es que su anterior Deliverance ya había constituido toda una declaración de intenciones y se convirtió en referente del nuevo sonido que atesoraba Corrosion of Conformity. 

Foto promocional de la banda en los años noventa

El sonido había mutado de nuevo, pero conservaba la esencia que ya se estaba presente desde hacía unos años. Los sonidos a lo Black Sabbath, sobre todo esas guitarras pesadas con riffs alargados, seguían tan activos como en la época de Blind (1991), y que posteriormente quedarían constatados en Deliverance (1994).

De este Wiseblood pueden rescatarse muchos cortes, de los cuales algunos son verdaderas joyas dentro del stoner metal. Así, a bote pronto, me vienen a la mente genialidades como 'Goodbye Windows', 'Redemption City' o 'Fuel'. Pero es que todo este trabajo es un compendio de grandes temas que, en conjunto, son indisolubles. Cada canción va unida una a la otra en una comparsa de notas musicales que hacen muy difícil no relacionarlas entre sí. 

El mejor resumen para un álbum de estas características es compararlo con un viaje en el que se dan sensaciones muy dispares, y es fácil relacionarlos con diferentes estados de ánimo y situaciones. Por ejemplo, 'Long Whip/Big America' nos reta a mover el cuerpo con un alegre ritmo que recuerda a ciertas bases funkies. Por otro lado, también hay temas tan interesantes -plagados de retazos de rock sureño y blues oscuro- como 'Born again for the last time' o 'The snake has no head'

Y por nombrar alguna que se sale del tiesto y nos traslada a tesituras más duras y metaleras, también tenemos cortes como 'Man or Ash', que cuenta además con la colaboración de James Hetfield de Metallica. Ya por aquel entonces se le comparaba a Pepper Keenan con el frontman de la banda californiana, y no les faltaba razón, puesto que tanto el tono como los matices vocales se aproximan bastante entre ambos vocalistas.

   

Para el que escribe estas líneas, Corrosion of Conformity es un grupo de los grandes a nivel mundial en lo concerniente al rock. Tienen una lista de temas con el suficiente octanaje para considerar a esta formación como referentes de un estilo como el stoner metal. Muy pocos son capaces de hilvanar temas tan "poco comerciales" con una calidad tan inusitada. Lo atestiguan sus instrumentaciones, esos pasajes tan lisérgicos y su sonido sabbathesco, que nunca deja de ser adictivo.

La propuesta de estos sureños americanos queda tan alta en el escalafón del metal que no queda más que recomendarlos encarecidamente. Y si en los últimos años, después de que Keenan se tomara un descanso de la banda para atender a Down junto al carismático Phil Anselmo, Corrosion of Conformity diera a luz dos obras que no calaron del todo, es ahora cuando tras No Cross No Crown (2018) todo vuelve a sus fueros. ¿Se trata de una nueva fase para sentar las bases que rememoren glorias pasadas?

Pase lo que pase, todo el trabajo anterior de Corrosion queda preservado como oro en paño, reflejo de unos músicos con empaque, cuyas pretensiones siempre han sido llevar al máximo exponente su propuesta. Siguen siendo necesarios en el panorama musical, y somos muchos los que esperamos con ansias su vuelta a los escenarios. Solo así su legado podrá pervivir aún más tiempo.

Recuerdo con mucha nitidez los momentos en los que he disfrutado de su música, y no están muy lejos de mostrarse con nostalgia no vivida. Es oír sus canciones y venirme a la cabeza bosques repletos de pinos, camionetas pickup, desiertos repletos de cactus o mil imágenes más que llevan a realizar un viaje mental por todo el territorio yanki. ¿Será que la cultura americana nos ha calado en exceso? Sea como fuere, dadle una oportunidad a estos señores, vuestra salud mental agradecerá esos buenos ratos de calidad musical.

Sebastián Tito Rodríguez

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